Ayer en la librería "La habitación propia" de Gijón se presentó la novela Yo salí a mi madre de María José Iglesias Súarez, ganadora del I Concurso Novela Corta de la Universidad de Almería.
María José, profesora en Almería, empezó a hablarnos de la verdadera Beatriz, protagonista de la novela, una profesora ya jubilada que durante toda su vida participó de una manera u otra en la vida social y política.
Como Beatriz era maestra, el único empleo posible para una mujer hace 50 años, aprovechaba esas clase para crear mentes pensantes, gente que en el futuro tuviera un pensamiento crítico: mujeres libres. Este le creó en más de una ocasión, algún problema en el centro privado donde trabajó al principio.
Durante la presentación, María José destacó la importancia de las mujeres en la guerra y posguerra, como muchas continuaron con su laboral educativa a escondidas o desde el exilio, como muchas persigieron todos los sueños que se había creado con la II República y también remarco que esta novela, a pesar de estar ambientada en Almería, no dista de la situación de la mujer en otras partes de España. Por lo tanto la protagonista Beatriz, puede representar a cualquier mujer de su época.
Tras la presentación de la novela y hablar sobre autoras y mujeres que habían quedado en el olvido, se creo un climáx perfecto para la reflexión. Nos dedicamos a charlas sobre la Institución libre de Enseñanza, las Escuelas para Señoritas, María Zambrano y la importancia de los grupos que se crearon en Gijón y Oviedo que se dedicaban a fomentar la cultura y que no llegaron a los pueblos.
Por último tuve suerte de charlar un rato con la autora ya que compartimos profesión y compre la novela que me dedicó muy amablemente. ¿El precio? Para no dudarlo: 10,95 euros.
¿Te interesa? Aquí te dejo la sinopsis
Todo comenzó con su madre, una mujer con mucha fuerza pero frustrada, fracasada solo por el hecho de ser una mujer en tiempos de posguerra y en la dictadura franquista. Araceli siempre había soñado con una vida independiente y culta. Ser la nueva mujer, libre, que llegaba con la República, que le daría la libertad para hacer su propia vida. Pero lo que Araceli vivió fue una dictadura, que la calló y la recluyó en casa. Su única esperanza fueron sus hijas, que pudieran hacer y ser lo que ella no pudo.
Y Beatriz cogió el testigo de su madre porque «ella no le teme al fuego ni al hielo». Una mujer con una gran historia. Yo la escuché y esto fue lo que me contó…
«”Nace una niña, una mujer… ¡una desgraciá!”. Y esto que decía mi madre se me quedó grabado, porque yo era una niña y ella me quería».
Hay una semilla en nosotras que no deja de dar frutos. En Beatriz, la protagonista de nuestra historia, y en María José, que la escribió. Lo que dijeron Araceli y tantas madres ya no es un maleficio, es la semilla de una revolución, la revolución feminista. De madres a hijas, de generación en generación, nosotras, mujeres, nos afirmamos y vamos conquistando espacios de libertad y de igualdad.
María José ha tratado de dibujar un boceto de la vida de una familia pobre y republicana, en el tiempo de la posguerra y la dictadura franquista. De enhebrar una vida, la de esta mujer luchadora, bondadosa y simpática, siguiendo el curso de sus recuerdos. Esta amiga políticamente incorrecta y corajuda.
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